Sin duda que un médico es el indicado para cuando enfermamos, pero mucho se puede lograr cuando modificamos nuestros hábitos, sobre todos la alimentación.
De acuerdo a la información más reciente, unos 36 millones de Norteamericanos tienen un nivel de colesterol superior a 240, lo que los coloca en riesgo de enfermedades cardiovasculares y coronarías (ataques de corazón, angina, etc.).
La enfermedad coronaría se refiere al daño hecho al corazón cuando las arterias coronarias se bloquean o se estrechan, debido a la acumulación de placa o colesterol oxidado. Para los hombres y mujeres cuyo nivel de colesterol se encuentra entre 200 y 240, como es el caso de otras 54 millones de personas, el riesgo de enfermedad cardiaca es el doble de los que tiene niveles de colesterol menor a 200.
La predisposición genética y la proporción de colesterol LDL con relación al colesterol HDL puede determinar quien desarrollará enfermedad coronaría. Sin embargo, si uno tiene un nivel total de colesterol alto, eso se considera como un indicador importante del potencial de enfermedad cardiovascular, y también puede contribuir a cálculos en la vesícula, impotencia, disturbios mentales e hipertensión.
Aún más serio es el riesgo de que la placa de colesterol acumulada en las paredes de las arterias se desprenda y se aloje en el corazón o en el cerebro causando una embolia.
En el Hospital Cho-Ray en Vietnam se hizo un estudio con trescientos doctores y enfermeras que habían tenido algún tipo de condición cardiaca. Ellos participaron en un experimento de noventa días durante los cuales les fue suplido PSP (PolisacáridosPeptidos) diariamente.
El PSP es un extracto de arroz 100% natural que sirve como regenerador celular.
Dentro del periodo de prueba, 100 por ciento de los participantes mostraron mejoras significativas en su condición cardiaca. Ahora son ellos quienes están administrando PSP a todos sus pacientes de la unidad de cuidados intensivos.
Este estudio reveló que el PSP tuvo un poderoso efecto en la función celular, lo que produjo:
Reducción del colesterol LDL (considerado como malo);
Aumento del colesterol HDL (el bueno);
Disminución de la hipertensión;
Reducción de apolipoproteína-B (complejos de grasa y proteína que se encuentran en el plasma sanguíneo);
Mejor proporción de LDL a HDL;
Menos riesgo de ataques de corazón.
Hospital Cho-Ray en Hanoi, Vietnam, Estudio dirigido por J.Toan, M.D., Marzo 2003.
Extracto del libro “Dile sí a la vida” del Dr. H. Peiper